miércoles, 10 de septiembre de 2014

Luang Prabang, Laos

Llegamos a Luang Prabang a la seis de la mañana, justo a tiempo para apreciar uno de los principales atractivos del lugar, el ritual de los monjes que temprano recorren las calles de la ciudad para recoger las ofrendas de comida que les brindan sus habitantes.

Luang Prabang es una hermosa ciudad a orillas del Mekong. Fue una colonia francesa, y en sus construcciones y cafés se sigue respirando un aire francés. En sus calles los puestos ambulantes venden baguettes y jugos frescos. El ritmo lánguido de Luang Prabang es quizá uno de sus mayores encantos, sobretodo después de visitar las frenéticas capitales asiáticas. Es muy común entrar a una tienda cualquiera y que la dependienta esté dormida. Entonces salíamos sigilosamente y regresábamos más tarde, pues si de algo carece este viaje es de prisa, y en Laos es envidiable como la gente se toma la vida con calma.


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