Bundi – Qué ver y qué hacer

Bundi es sin duda una de mis ciudades favoritas de India. No tiene el monumento más grande, el lago más bonito, ni el templo que hará sacar humo a tu cámara de fotos. No, Bundi es una pequeña y tranquila (en su parte central) ciudad que te invita a relajarte y perderte por sus calles.

Es un lugar auténtico, antiguo y aún poco asediado por los turistas, que son los que finalmente convierten estos lugares en sitios occidentalizados. Nuestra estancia en 2010 fue de 3 días, pero nos dio tiempo a pasarlo muy bien, conocer gente y visitar varios sitios. En 2013 volví a pasar por el Rajastán y no dudé en volver a pasar por Bundi para enseñarle a un amigo mis sitios favoritos.

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Dormir en el desierto de Thar, Jaisalmer

Después de pasar unos días en Jaisalmer fuimos a Khuri, para buscar aquello que nos había traído hasta la parte más lejana de Rajastán. Dormir en el desierto del Thar.

Una hora en bus desde Jaisalmer y llegamos a Khuri. Nos bajamos y fácilmente (el lugar es pequeño) encontramos la GuestHouse que buscábamos. Un amigo de confianza nos pasó el contacto una semana antes con buenas referencias.
El lugar lo regenta una familia muy amable que aparte de proporcionar alojamiento se encargan de organizar los paseos en camello por el desierto. El trato es excelente y el lugar es muy pintoresco, un gran patio con una hoguera en medio rodeada de pequeñas cabañas para parejas. Las cabañas en sí son super básicas, no tienen más que la cama, una mesita y un enchufe. Por la mañana, además, ofrecen chapti dulce y una taza chai realmente sabrosa.

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Qué ver en Agra en un día

Tras una larga noche en bus desde MacLeod Ganj y después de más 15 horas de transbordos casi sin poder echar ojo, conseguimos llegar a Agra, a la puerta Este del Taj Mahal.
Si por exigencias de tu ruta o calendario solo tienes un día para ver Agra, estás de suerte, ya que Agra en un día es más que suficiente.

¿Qué ver en Agra?

Taj Mahal

El plan era levantarse pronto para visitar el Taj Mahal y ver el amanecer desde dentro. Nosotros cumplimos, pero el Taj Mahal no.

Siguiendo un lógica que a día de hoy aún considero válida, recorrimos la larga avenida que nos separaba del monumento mongol para poder comprar el ticket de entrada y empezar la visita al emblema de Agra. Pero no, en India la lógica sigue su propio camino, y el único lugar donde venden las entradas está a 1 kilómetro de la puerta.


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Sihanoukville , paraíso playero de Camboya

Sihanoukville fue anecdótica desde la llegada. Cuando aún quedaban dos esquinas para que el bus que nos traía de Siem Reap se detuviese, más de 10 Camboyanos empezaron a correr a su lado  enseñando carteles de “Mr.Noseke, tuktuk driver. Good service” .
Venían deseosos de carne blanca a la que sacarle los dólares, pero nosotros llegábamos con ganas nulas de timos y conductores insistentes. Al bajar, y mientras cogíamos las maletas , soportamos amablemente su insistencia y sus caros precios. Y cuando tuvimos todo el equipaje preparado convoqué una reunión de conductores a mi alrededor.

Amablemente les pedí silencio y les dije que me prestaran atención. Les dije que queríamos ir a la playa de Otres, que sabíamos a que distancia estábamos y que el precio que íbamos a pagar iba a ser 5 dólares (ellos pedían mínimo 10). Les dije que me parecía super bien si nadie nos quería llevar por ese precio, que podía caminar a la siguiente esquina y ahí encontraría un amable conductor al que le parecería bien mi precio. Una vez acabada mi charla algunos siguieron con sus antiguos precios, otros hicieron evidente que no habían entendido una sola palabra de lo que acababa de decir…pero otro aceptó el precio y nos llevó por 5 dólares a nuestra nueva destinación. Todo bajo la mirada de odio de los demás drivers.
El tuk-tuk no tardó mucho en llevarnos a nuestro destino, realmente está muy cerca un punto del otro, pero el tiempo del trayecto se multiplica por 3 porque la mitad del camino es por un terreno sin asfaltar que obliga a los conductores a ir muuuy lentamente.


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Pushkar, que ver y que hacer

Pushkar es una de las  muchísimas ciudades  sagradas de India. Esta en concreto la encontramos en el Rajastán, y se distingue de sus ciudades vecinas principalmente por su espiritualidad y porque a diferencia de la  mayoría de ciudades “famosas” de esta región, Pushkar no cuenta con un fuerte. Es por ello que siempre que me preguntan ¿Qué ver en el Rajastán? elijo un par de ciudades con fuerte como Jaisalmer o Udaipur y le sumo  Pushkar.

Pushkar tiene en su centro un gran lago  rodeado de 52 ghats. En estos ghats tienen lugar durante todo el día diferentes tipos de pujas y ofrendas religiosas. Estas pujas las puede hacer uno mismo acercándose al agua o también se puede ir a buscar a uno de los  muchos sacerdotes que rondan por ahí para que la haga por tí.

Uno de los timos comunes del lugar son los espontáneos que se ta acercan ( pueden ir vestidos de religiosos o no ) y te ofrecen unas flores para que realices tu propia ofrenda. Te las dan con una gran sonrisa y se prestan a acompañarte y explicarte como hacerlo, pero una vez hecho el paripé te piden mucho dinero para pagarlas y se llegan a poner muy pesados si no “colaboras”. Así pues, a la que uno de ellos se nos acerque sólo hay que mirarle con cara de “¡Ni-se-te-ocurra!” y entenderán que sabes de que pie calzan.


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Champasak y el Vat Phou

Después de pasar unos días en la ciudad de Pakse, en la que no hicimos mucho más que pasear y relajarnos a la orillas del Mekong, decidimos ir hacia Champasak. Nuestros dos motivos principales eran que nos venía de paso para encontrarnos con nuestros amigos de viaje en Don Det ( 4000 Islands) , y la visita el Vat Phou, patrimonio de la humanidad en Laos.
En el Guest House nos dijeron que para ir de Pakse a Champasak debíamos coger un tuk-tuk e ir a la estación de autobuses del norte de la ciudad, para allí coger un autobús.

Nada más llegar a la supuesta estación de autobús, de repente parecía que volviésemos a estar en India… La zona llena de gente vendiendo y comprando cosas, empaquetando y cargando montones d epaquetes… desde verduras a paellas, incluso jaulas con cerdos! Todo cargado en cualquier rincón de esas furgonetas con asientos de autobús. Furgo-buses que iban a reventar de gente por todas partes, y  seis conductores que nos acosan para que nos subiésemos con ellos.
Después de 2 meses fuera de India uno pierde un poco la costumbre, así que cuando nos dimos cuenta ya habían subido nuestras mochilas al techo de una de las furgonetas, la habían llenado de gente y de fruta, huevos, pescado… y nos invitaban a subir. Pues ale jajaj que remedio!!

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Amritsar , el Templo Dorado y los Sij

Amritsar me aportó muchas cosas. A pesar de que llegamos poco receptivos a la ciudad (no tuvimos muy buena noche en el sleeper train) , pronto la amabilidad de los Sij y la belleza de su templo nos hicieron relajarnos y sentirnos como en casa.
Nada más llegar a la estación de tren un “ejercito de tuk-tuk’s” te abordan para llevarte con ellos. Normal, como en toda India, pero hay algo diferente. El rasgo común que comparten en el Pujab es el turbante y la barba, y la gran mayoría de hombres de la región, lo lucen con orgullo.
Intentamos evitar tener que ir al Templo Dorado pagando, pero una vez vimos el mapa comprendemos que cargados con nuestras mochilas y después de un viaje largo, decidimos que quizá no sea momento de regatear..
Antes de adentrarnos en la ciudad, vamos conocer un poco más sus dos pilares, su templo y su religión. ;)

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Trekking a Triund, MacLeod Ganj

Pasando dos increíbles semanas en MacLeod Ganj intentamos exprimir al máximo todas las posibilidades que nos ofrecía un lugar tan especial cómo ese. Después de haber tenido el honor de estar frente al mismísimo Dalai Lama, y haber participado en distintas actividades por el pueblo, teníamos un nuevo reto. ¡Hacer un trekking !
MacLeod Ganj está llena de pequeñas agencias de viajes que, aparte de ayudarte a conseguir billetes de avión, bus y tren; organizan excursiones con guía.
Nos informamos de los precios, de cómo era la ruta y hablamos con otros viajeros que la habían realizado previamente. Decidimos que  no era para nada necesario contar con un guía , y que además los precios nos parecieron desorbitados.

Ascenso a Triund

Llegó el día escogido, y tras tomar un energético desayuno en nuestra cafetería eco-frindly favorita de MacLeod, nos pusimos en marcha. Nos acompañaba Alex un simpatiquísimo e interesante chico de Ronda, mucho más experto en caminatas que nosotros. Por suerte , el ascenso a Triund está al alcance de todos !
Hacía un día genial. Temperatura agradable, sol, un muy ligero viento… ¡Vamos!
Fue un poco difícil encontrar el principio del camino ya que se cruzan muchos senderos y pasos unos tras otros  justo al dejar atrás MacLeod, pero al final lo encontramos. El resto del camino no tiene pérdida alguna, es fácil de reconocer.


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Buda Park / Xieng Khuan – Qué ver en Vientiane

Vientiene fue para mi la capital más sosa de todo mi viaje por Asia.  Lejos de ciudades como New Delhi, Bangkok e incluso Phnom Pehn, Vientiane era comparable a muchas pequeñas ciudades de extrarradio, con la particularidad que desde la orilla de su río, puedes ver Tailandia.
Llegamos ahí básicamente con la intención de pasar un par de noches de descanso e intentar conseguir el visado para Vietnam (país que finalmente no acabaríamos visitando).

Una vez hubimos paseado tanto por su centro urbano como por las orillas del Mekong, decidimos hacer una pequeña excursión ya que no había mucho más que ver o hacer en nuestra zona. Fuimos al Xieng Khuan o Buda Park


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Dejarlo todo y llegar a Bangkok

Nadie dijo que dejarlo todo fuese fácil. Irse suena bien, dejarlo TODO parece la parte complicada. Y es que la sensación de recogimiento interior cuando llega la hora de decir adiós es más intensa de lo que yo podía llegar a pensar. Treintaycuatro horas después (llenas de transportes, esperas y nervios) llegas a Bangkok, una ciudad tan inmensa que, de tenerlas apaciguadas, activa tus dudas, miedos y demás agonías en un solo vistazo. Una sensación que, por suerte, sólo dura hasta el momento en el que duermes las horas retrasadas.

Así fue cómo realmente ocurrió: Dejarlo todo y llegar a Bangkok.

El corazón palpita más rápido que nunca cuando tomas el primer vehículo que te acercará a tu próximo destino. Es el primer momento donde surgen las dudas ¿lo estaré haciendo bien? ¿estaré haciendo lo correcto? Preguntas y nervios que crecen al tomar el segundo transporte ¿cómo será todo a mi vuelta? El cansancio, la llegada de la noche y la espera del aeropuerto calman los nervios. Al fin y al cabo, un viaje no es para tanto. Lo he hecho muchas otras veces. Vuelas por fin . ¿Y si el transbordo en Estocolmo no resulta bien? ¿Y si me ponen pegas? Entonces llega el vuelo de casi 11 horas. El sueño gana, al fin, la partida y caes rendida ocultando tus ojos tras un antifaz. Un sonido de cabina, es el piloto, que dice que una horita estamos allá. ¡En Bangkok! ¿y si tengo problemas con el pasaporte? ¿o con el visado? ¿y si no me entiendo? ¡Quizás no sé ni llegar al hostel! ¿Y mi inglés? ¿Dónde queda mi inglés?


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Elegir un país al que viajar sola por primera vez: Tailandia, y mis 12 razones

Cuando una toma la decisión de dejarlo todo, coger la mochila y ponerse a viajar le surgen muchas dudas. Muchísimas. Y elegir un país al que viajar sola por primera vez es una de las más importantes. Porque ¿cómo elegir el correcto? ¿Qué país elegir para viajar sola? Lo más probable es que una vez allá, si todo va bien, continúes a un lugar o a otro, pero la primera impresión es importante ¿no? 12 razones que me llevaron a elegir Tailandia como el país al que viajar sola por primera vez.

Quien sigue el blog sabe que esta es la segunda ocasión en la que busco un país al que viajar sola por primera vez. Suena raro ¿no?

La primera vez fue cuando decidí que viajaría a China durante 15 días. Viajaría rápido (quería ver muchas cosas y tenía poco tiempo), visitaría a una amiga que vive en el sur de China y llegaría hasta Beijing ¡quién sabe si tendría la oportunidad de volver a China!. Como sabéis, al final tuve la suerte de compartir ese viaje con Andrea, una buena amiga que se unió al plan, por lo que no pude demostrar si mis deducciones referentes a viajar sola por allí eran las correctas, porque supongo que no ves las cosas del mismo modo viajando dos personas que viajando sola.


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3 cosas que no te puedes perder de Cantón, Guangzhou

Admito que la visita a Guangzhou, también conocida como Cantón, fue casi obligada. Nadie, ni los blogs ni las guías, hablaba demasiado de esta ciudad, y de no haber tenido una buena amiga viviendo allí no la hubiésemos visitado. Aquí, 3 cosas que no te puedes perder de Cantón, Guangzhou.

Aprovechamos para descansar, disfrutar del sentimiento de casa propia, aunque sólo fuese prestada, y visitar la ciudad, que mereció la pena por la compañía, y por la ciudad que, aunque pasada por agua, también tuvo con qué sorprendernos.
Con una buena explicación y los puntos interesantes a visitar recorrimos la ciudad. Y aunque la verdad es que no llega a la altura de las otras ciudades visitadas durante nuestro viaje también tiene su encanto.

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De XingPing a YangDi, del paso del tiempo y disfrutar el camino

Son tiempos rápidos los de ahora.

Hoy lo pensaba mientras recordaba, como antítesis, mis pasos de ayer. Caminé durante 6 horas y apenas anduve 24 kilómetros. Mis pies llegaron doloridos, mis hombros cansados por la mochila y mi cara tostada por el sol. Anduvimos entre colinas, donde no se oía el ruido de los coches y apenas se veían otros peregrinos. Como perdidos en un mundo donde el tiempo no tenía ningún valor.

Tan sólo 40 minutos tras llegar al destino, y una llamada de 30 segundos, un coche ya había venido a recogernos desde una distancia de 50 kilómetros, devolviéndonos de golpe al mundo frenético en el que vivimos.

Y es que dicen que el tiempo es relativo y que lo importante es el camino, no la meta. Eso dicen.
Y pensando en la velocidad del mundo y la importancia del camino, y no de la meta, mi mente me ha llevado hasta China. Aquella China que visité tan rápido y que, a pesar de eso, me gustó tanto. A aquella ruta en aquel pueblecito donde la meta dejó de ser importante para hacernos ver que lo realmente importante era el camino. Donde el tiempo (o su falta) volvió a ser el protagonista. Donde nos olvidamos de nuestra meta, el pueblecito de YangDi, porque lo que nos dio felicidad sucedió en el camino.


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