viernes, 12 de diciembre de 2014

Tailandia... País de la eterna sonrisa

Tras unos pequeños problemas y 11 horas después, llegamos  al aeropuerto de nombre impronunciable..."Suvarnabhumi" de Bangkok.
8´30 de la mañana, después de pasar inmigración, allí ya nos esperaba nuestro transporte y un calor intenso que superaba el 80 por ciento de humedad. Tras unos 45 minutos sorteando el horroroso tráfico llegábamos a Silom Road, dónde se encontraba nuestro hotel en una céntrica arteria de la capital. El contraste de la temperatura de la calle con la del lobby del hotel era exagerado, a los tailandeses les encanta el aire acondicionado, quien dispone de él..claro. Unas horas más tarde después de estar recuperados del jet lag, salimos del hotel. El calor y la humedad nos golpeó en la cara..Miramos hacia la derecha y la izquierda, decidimos dirigirnos hacía Lumphini Park, uno de los grandes pulmones de Bankok. Mientras paseabamos, éramos los blancos decenas de tailandeses intentando llamarnos la atención para ofrecernos todo tipo de cosas, desde taxi, tuk tuk, masajes, trajes a medida y otra clase de favores dada la cercanía del barrio rojo. Comprobamos in situ la actividad más conocida mundialmente, popular y peligrosa de Bangkok. Cruzar por un paso de cebra.


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