lunes, 21 de julio de 2014

Shanghai, la perla de Oriente

El viaje por China llegaba a su última etapa. Nos despedimos de las tranquilas plantaciones de té a las afueras de Hangzhou y partimos hacia la agitada Shanghai en tren, con la ilusión de ver qué nos deparaba la metrópolis más grande de China. En apenas hora y media llegamos a la estación de tren del Sur y desde allí nos plantamos en metro en nuestro hotel en El Bund. Ya estábamos en el centro de Shanghai (上海), la ciudad “sobre el mar”.

A las 3 de la tarde empezamos nuestra visita por el Bund, nombre que le dieron los británicos al barrio situado a orillas del río Huangpu. A lo largo del paseo fluvial están situados los edificios más emblemáticos de la etapa colonial europea. A finales del s. XIX este lugar era uno de los mayores centros financieros de Asia; en el presente una de las zonas más visitadas por los turistas.
Uno de los atractivos de este paseo son las vistas que ofrece a Pudong, el barrio situado justo al extremo opuesto del río y que contiene el skyline de Shanghai, uno de los más fantásticos de Asia. Pocas ciudades pueden mostrar tan increíble contraste, a un lado del río lo antiguo y al otro lo moderno.

Pudong sería una de las zonas que dejaríamos para visitar al día siguiente. El primer día simplemente nos dedicamos a pasear cerca del hotel, el Bund y Nanjing Road, la principal calle comercial del centro de Shanghai. Una de las cosas que más me llamó la atención respecto a mi anterior visita en 2008 fue la cantidad de gente que había por las calles del centro de la ciudad y en el metro, no cabía duda de que la celebración de la Exposición Universal había atraído a muchísimos visitantes chinos. En algunos momentos llegaba a ser agobiante. Me imagino que la gente que vive en Shanghai tiene que estar deseando que se acabe ya la EXPO para volver a la normalidad.

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