viernes, 25 de julio de 2014

Seúl

Si tuviera que definir Seúl con pocas palabras, diría que Seúl fue una grata sorpresa. Después de más de dos años viajando por diferentes capitales del este y sudeste de Asia y habiendo visitado monumentos y más monumentos, templos y más templos, no pensé que Seúl fuera a sorprenderme en el aspecto cultural como lo hizo. Un par de días de turismo por la capital bastaron para derribar todos los mitos que traía en la cabeza. Habiendo ido varias veces a China y habiendo vivido en Japón, en mi más completa ignorancia imaginaba Corea como algo intermedio. Nada más lejos de la realidad. Durante mi visita descubrí que la sociedad y la cultura coreanas tienen una identidad propia bastante diferente de cualquier otro país, y más o menos alcanzo a entender que haya gente que pueda sentirse profundamente atraída por un país como este. Es lo que me fascina de Asia, he dicho siempre, que vayas al país que vayas cada uno es exótico a su manera y uno siempre encontrará un lugar donde sentirse cómodo.

La capital de Corea del Sur es una ciudad moderna y vibrante, uno de los centros económicos y financieros más poderosos del continente asiático denominados los cuatro tigres asiáticos, pero al mismo tiempo es también una de las capitales con mayor riqueza cultural del Lejano Oriente, con una herencia que data de varios siglos de antigüedad, por delante de ciudades como Taipei, Hong Kong, Singapur, incluso Tokio.

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